Por la particularidad del Palacio de Canedo en la zona del Bierzo, la sesión se prolongó todo un fin de semana (con sus amaneceres y atardeceres) para sacar el máximo partido al centro neurálgico de la franquicia de Prada a Tope.
Como anécdota a destacar, la luz rojiza que se refleja en el edificio cuando el sol está repuntando y que recuerda al atardecer del monumento natural de las Médulas, situado a pocos kilómetros del complejo.
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